ENTREVISTAS

TESTIMONIO: DE ATEA Y PENSAR EN EL SUICIDIO A CREYENTE Y CONSAGRADA A DIOS

Hola. Mi nombre es Karen, tengo actualmente 17 años y este año haré la etapa formativa del aspirantado en una Comunidad religiosa, y quiero contarles mi historia o testimonio.
 
Muchas de las cosas que les contare no estoy orgullosa y he aprendido mucho de todo. Mi familia está conformada por cuatro personas. Pasó por una situación muy difícil que me hizo llegar a mis 13 años con el pensamiento de que Dios no existía, me hice “atea” y trataba de demostrarle a las personas que no existía. Después, y pensando que si yo no hubiera nacido, quizás mi mamá hubiera tenido mejor vida, pensé en el suicidio y, después de pensarlo, lo intenté.
 
Comencé con algunos problemas en el colegio y me sentí rechazada por mis compañeros de clase, seguí pensando que sería mejor si no viviera, e intente suicidarme pero me descubrieron. Después de un tiempo comencé a asistir a donde un gran sacerdote, el Padre Mauricio Cuesta, exorcista (no tuve un exorcismo, gracias a Dios) y él con sus homilías me fue haciendo reflexionar. Empecé a tratar de convertirme pero el odio no me dejaba, empecé a rezar y a pedirle a Dios por aquellos a los que odiaba; empecé a asistir a la Santísima Eucaristía y, con el testimonio de una mujer, me enamoré de la Eucaristía.
Empecé a pedirle a Dios por mi familia y a tratar de ser mejor cristiana. Me encantaba ver programas de los Santos y me emociona pensar en ello. Después de esto empecé a preguntarme qué quiere Dios de mí y me fui a confesar. Lo hice un hábito, trataba de hacerlo cada mes y de asistir a misa. Tuve mis caídas, ya que soy algo iracunda y orgullosa, pero… trataba de ir a confesarme y de evitar esa clase de cosas.
 
El año pasado, durante una misa de domingo, me quede mirando a la imagen de la Virgen que está en mi parroquia, la advocación de María Auxiliadora, y sentía como si ella estuviera esperándome y rompí en llanto. En ese momento, quería ser parte de la Iglesia y quería aprender mucho de ella, quería ser misionera y quería hacer mi confirmación. Pero al ver la imagen de la Virgen comprendí algo; no quería darle pedacitos a Dios. Y sentí que mi camino era más radical, más “pleno” y pensé en la vida religiosa (antes ya había pensado en esa opción pero me negaba ya que no me veía así, aunque tampoco me veía casada). Hablé con el sacerdote y me presentó esta comunidad en la cual empiezo este proceso, el 30 de Enero comencé mi camino con mis maletas y mi corazón dispuesto según la voluntad de Dios enamorada de Él y a su servicio.
 
Tengo que darles las gracias a muchas personas, que me enseñaron de la iglesia, que aclararon mis dudas y me fueron dando consejos.
Ahora pido de sus oraciones para que siga la voluntad de Dios, ser perseverante y fuerte.
Gracias por su atención. Mil bendiciones.
K S C