BIOÉTICA

¿ES MORAL ABREVIAR LA VIDA DE LOS ENFERMOS GRAVES Y DESAHUCIADOS?

En IURA ET BONA, publicada por la Congregación de la Doctrina de la Fe en 1980, se confirma la tradición católica precedente y unánime sobre la eutanasia y el suicidio asistido. Es importante la parte IV, dedicada al uso proporcionado de los medios terapéuticos, cada vez más sofisticados, que puede emplear la investigación científica, es decir las elecciones LEGÍTIMAS por parte de los pacientes y de los médicos en lo referente a la aplicación y a la renuncia a los tratamientos. Este documento niega, además, que el DOLOR sea un mal absoluto que se debe evitar a toda costa: es un acto OBLIGADO DE CARIDAD hacer lo posible para aliviar el malestar de los enfermos, pero sin olvidar el significado positivo del sufrimiento VOLUNTARIAMENTE aceptado y SOSTENIDO POR LA FE en Cristo.

CATECISMO 2279: “Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos. El uso de analgésicos para aliviar los sufrimientos del moribundo, INCLUSO CON RIESGO DE ABREVIAR SUS DÍAS, puede ser MORALMENTE CONFORME a la dignidad humana SI LA MUERTE NO ES PRETENDIDA, ni como fin ni como medio, sino solamente prevista y tolerada como inevitable. Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esta razón deben ser alentados”.